domingo, 17 de octubre de 2010

Nicolás Guillén


Cantos para soldados y sones para turistas (1937)
Guillén, Nicolás





[174]

!Cantos para soldados

A mi padre,
muerto por soldados

SOLDADO, APRENDE A TIRAR...

Soldado, aprende a tirar:
tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
¡Desde abajo has de tirar,
si no me quieres herir!

Abajo estoy yo contigo,
soldado amigo.
Abajo, codo con codo,
sobre el lodo.

Para abajo, no, 10
que allí estoy yo.
Soldado, aprende a tirar:
tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.

NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ...

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.

Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?

Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, sí yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no se por que piensas tú,
soldado, que te odio yo.

Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú...
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
SOLDADO MUERTO

-¿Qué bala lo mataría?
-Nadie lo sabe.
-¿En qué pueblo nacería?
-En Jovellanos, dijeron.
-¿Cómo fue que lo trajeron?
-Estaba muerto en la vía,
y otros soldados lo vieron.
¡Qué bala lo mataría!

La novia viene, y lo besa;
llorando, la madre viene.
Cuando llega el coronel
sólo dice:
-¡Que lo entierren!...

¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
Aquí va el soldado muerto.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
De la calle lo trajeron.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin!
El soldado es lo de menos.
¡Chin! ¡Chin! ¡Chin! que más soldados tenemos...



Sones para turistas
JOSÉ RAMÓN CANTALISO

José Ramón Cantaliso,
canta liso, canta liso
José Ramón.
Duro espinazo insumiso:
por eso es que canta liso
José Ramón Cantaliso,
José Ramón.

En bares, hachas, bachatas,
a los turistas a gatas
y a los nativos también,
a todos, el son preciso
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.

Voz de cancerosa entraña,
humo de solar y caña,
que es nube prieta después:
son de guitarra madura,
cuya cuerda ronca y dura
no se enreda en la cintura,
ni prende fuego en los pies.

Él sabe que no hay trabajo,
que el pobre se pudre abajo,
y que tras tanto luchar,
el que no perdió el resuello,
o tiene en la frente un sello,
o está con el agua al cuello,
sin poderlo remediar.

Por eso de fiesta en fiesta,
con su guitarra protesta,
que es su corazón también,
y a todos el son preciso,
José Ramón Cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.

I. CANTALISO EN UN BAR

(Los turistas en el bar:
Cantaliso, su guitarra,
y un son que comienza a andar.)

-No me paguen porque cante
lo que nos les cantaré;
ahora tendrán que escucharme
todo lo que antes callé.
¿Quién los llamó?
Gasten su plata,
beban su alcol,
cómprense un güiro,
pero a mí no,
pero a mí no,
pero a mí no.

Todos estos yanquis rojos
son hijos de un camarón,
y los parió una botella,
una botella de ron.
¿Quién los llamó?
Ustedes viven,
me muero yo,
comen y beben,
pero yo no,
pero yo no,
pero yo no.

Aunque soy un pobre negro,
sé que el mundo no anda bien;
¡ay, yo conozco a un mecánico
que lo puede componer!
¿Quién los llamó?
Cuando regresen
a Nueva York,
mándenme pobres
como soy yo,
como soy yo,
como soy yo.

A ellos les daré la mano,
y con ellos cantaré
porque el canto que ellos saben
es el mismo que yo sé.

II. VISITA A UN SOLAR

(Turistas en un solar.
Canta Cantaliso un son
que no se puede bailar.)

-Mejor que en hotel de lujo,
quédense en este solar:
aquí encontrarán de sobra
lo que allá no han de encontrar.
Voy a presentar, señores,
a Juan Cocinero:
tiene una mesa, tiene una silla,
tiene una silla, tiene una mesa
y un reverbero.
El reverbero está sin candela,
muy disgustado con la cazuela.
¡Verán qué alegre, qué placentero,
qué alimentado, qué complacido
pasa la vida Juan Cocinero!

Interrumpe Juan Cocinero:

-¡Con lo que un turista traga
nada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga!

Sigue el son:

-...Y éste es Luis, el caramelero;
y éste es Carlos, el isleño;
y aquel negro
se llama Pedro Martínez,
y aquel otro,
Norberto Soto,
y aquella negra de más allá,
Petra Sardá.
Todos viven en un cuarto,
seguramente
porque resulta barato.
¡Qué gente,
que gente tan consecuente!

Todos a coro:

-¡Con lo que un turista traga
nada más que en aguardiente
cualquiera un cuarto se paga!

Sigue el son:

-Y la que tose, señores,
sobre esa cama.
se llama Juana:
tuberculosis en tercer grado.
por un resfriado 630
muy mal cuidado.
La muy idiota pasaba el día
sin un bocado.

¡Qué tontería!
¡Tanta comida que se ha botado!

Todos a coro:

-¡Con lo que un yanqui ha gastado
no mas que en comprar botellas
se hubiera Juana curado!

Termina el son:

-¡Turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar;
turistas, quédense aquí,
que voy a hacerlos gozar,
cantándoles sones, sones
que no se pueden bailar!

III. SON DEL DESAHUCIO

-El alquiler se cumplió: 645
te tienes que mudar;
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio,
porque no hay con qué pagar.
Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar,
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.
Si el dueño dice: «Lo siento»,
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.
Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar;
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar;
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
¡te tienes que mudar!

Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
-Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado.
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
venga usted, casero, y diga, diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja.

Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿cómo voy a estar de pie,
con tantos puestos vacantes?
Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
¿Es que a usted lo achica el miedo?
No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo...



Cantos para soldados y sones para turistas (1937)
Guillén, Nicolás

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